October 24, 2006

Offline

Admitámoslo,
ha sido very complicated estar desconectado todo el domingo,
se presentaron problemas y nos quedamos temporalmente sin línea telefónica,
de paso y gracias a la magia del speedy, sin internet.

Hace ya un tiempo que tengo acceso a la red,
salvo excepciones, cuando el servicio fallaba (que novedad!) y se iba en plena conversación,
que si bien es cierto, si en esos momentos no eran inolvidables,
se quedaban con esa duda en forma de "que hubiera ocurrido si…"

Gracias al –nuevo y temporal- celular cerca,
pude conectarme a ver mi correo casi personal,
quería saber como iban las cosas por el blog.
Tal como imaginaba, las respuestas llegaron,
por el momento no tenia palabras, dije lo que tenía que decir, y en su momento haré lo que tenga que hacer.

Ayer (sabado por la noche) estaba muy cansado, no afiebrado, solo cansado,

todo ello gracias a que estoy falto de forma,
tuve una de esas caminatas inesperadas/no olvidables,
conversa incluida,
interesante todo esto,
pero lo que no tenía en mente era continuar los recorridos
y darme más vueltas de las que queria hacer,
escuchando las mismas canciones
y casi quedándome ciego y mudo (mas no sordo)
cuando caminando ya por Javier Prado solo atiné a decir “por qué me haces esto?”
hacia una futura examiga,
que por cierto en ese momento no conocía, ni llegué a conocer,

Mudo quedé,
se detuvo,
volteó y se quedó así por un momento (recuerdan esas series de television donde ven a la chica, moviéndose toda ella, en camara lenta?),
motivo, causa, razon (circunstancia), pues no lo conozco ni quise saberlo,
es así que volteé,
hice un gesto como quien "sonríe" (con lo que me gusta ese verbo) y seguí mi camino.

Terminé cansado luego de hacer lo que hubiera hecho fácilmente en dos o tres sábados,
las comidas estuvieron presentes,
el Rojo se comió dos bembos,
lo cual a veces llamo pecado, pero admito que estuve cerca de hacer el segundo pedido.
La conversación iba y venía,
y ahora entre risas y teclado recuerdo cómo es que llegamos al capítulo
en el que Charlotte de “Sex and the City” se queda con su segundo esposo.
Quise llegar caminando a ese barranco que quise -quiero- presentarle a la princesa dormida,

no tiene nada de malo contarle tus sueños a un amigo,
pero la improvisación de caminos y esa torta en el Lucas hicieron que olvide la ruta
y termine caminando y hablando de por qué me gusta “la boda de mi mejor amigo”,

de la película,
así como con muchas de las que volvería a ver,
tengo mis pasajes preferidos,
esos momento que te hacen decir “huau”,
frase que,
comparto con ustedes,
puede ser usada -y suelo hacerlo- para todos los contextos,
pero que ciertamente he soltado pocas pocas veces.

J (offline)

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