June 18, 2008

11.47

Son las 11 y 47, sentado en cama, pensando en tantas cosas, pensando en las palabras que logran escucharse a lo lejos,
recordando todas las veces en las que comenzaba a escribir indicando la hora y lugar en la que me encontraba,
recordando como describía los objetos que me rodeaban, las mascotas que tenía...

Veo el televisor y comparto esas ganas de cantar a viva voz cualquier cancion que refleje lo que uno quiera sentir, sienta o quiera decir...

Es gracioso ahora darme cuenta que estoy casi en la misma situación de hace miles de años, cientos de cosas en la cama, otras por el suelo, confusiones por doquier, ideas volando, golpes dando...

Por esas epocas tenía como regla escribir siempre hacia adelante, no existia la regla -que luego llamaría "bryceana"- de caminar sobre mis pasos y traspirar revisando, comentando, reescribiendo...
no, no había manera de volver hacia atras, de tachar las palabras o agregar uno que otro sinónimo,
Había si, público unipersonal. Es asi que cada noche, tarde o intermedio de conversa, procedía a leer y darle movimiento a las historias de azul y negro, aquellas historias en las que el gato me hablaba, o en las que, sin darme cuenta, me despedía de la prima que nunca mas volvería a ver.

Mientras ella me decía que siga escribiendo yo alimentaba mi engaño, que podía escribir mas que una nota de escuela, que habia talento, decía ella,
que juntando lo que escribía, o contando lo que no, podía tener un libro o dos, o uno que otro mas.

Quizá nunca haya dejado de creerle, a pesar claro que luego de una pequeña discusion me haya contado que todas mis historias, dibujos y notitas en el medallon, se perdieron entre fuego y lágrimas que no pudo contener.

Llamas y memorias se fueron con la lata de chocolates y caja de paneton que una vez terminamos en ese parque.

Quizá nunca haya dejado de creerle, aunque con la misma facilidad que decia que escribia mas que poesia o lisura derramada, fue eliminando todo vestigio de sentimiento, dibujos, o de aquellos mensajes que resumian tequieros desinflados, sea por la fuerza, el tiempo o por simple gravedad.

Quisiera terminar todo este sinfin de incoherencias que pueden comprender verdades, mentiras o todas las malditas contradicciones que puedan sentir,
que estoy cansado de todo esto,
que volveré a mis inicios,
que se que a pesar de todo, 
los enemigos intimos aun me esperan...
Joaquín seguirá roncando?
el humo será el camino? 
espero no haber olvidado el sabor de prohibir lo prohibido,

tampoco dejaremos de reir,
ni de decir, que mas da,
al final solo diremos -una vez mas-
quiero mi parte de Victoría y Soledad
(no basta con vivir)

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