La Pregunta (II)

Seis y treinta, casi de noche. Volumen casi al tope y arboles de aquel parque semiinfantil de dia, adulto de noche, me hacen pensar que a pesar de todo, aun puede sentirse el caer de la tarde. La noche no termina en llegar, la brisa recorre el camino, el aire frio me hace desear un poco de lluvia... pero bueno, a aveces no puede tenerse todo a la vez, prefiero el volumen alto, el telefono lleva dias sin llamadas perdidas o revisiones inoportunas, el camino a casa sigue acercandose, cambiaré de ruta... una vez mas.

El nuevo cambio cumple su cometido, caras nuevas y comportamientos diferentes. Despejo un poco la mente intentando reconocer algun rostro, pues como siempre, nunca dejaré de pensar eso de "creo conocer a esa persona, pero no recuerdo de donde..."
Es innecesario el esfuerzo, notando que alguien me hace señas no puedo evitar sentirme intranquilamente contento por tal sorpresa.

Nos detenemos un momento emulando un abrazo que no pudo ser, sonriendo asi de la nada como si el tiempo o la lluvía que nunca llegó hubieran cumplido su tarea, no hay diferencias que recordar, no hay pues... pendientes personales, privados, publicos o intermedios, no hay nada mas de que hablar que de la vida y de nosotros mismos.

Sabes lo que creo? que sigues aferrandote a demasiadas cosas, sigues pensando en que puedes arreglarlo casi todo y por eso no puedes dejarlo ir hasta no estar seguro de que este todo tranquilo.
Te conozco desde antes, te aferras demasiado... sabes? Podrías dejar de hacerlo? solo trata de confiar en que alguien mas puede hacerlo. La idea es no permitir que cosas como esta se conviertan en la excusa que inconcientemente no te permite continuar.

Casi las nueve, es noche de lluvía, es extraño el tamaño de las gotas a las cuales esta ciudad no nos tiene acostumbrados, me despido, me conecto nuevamente a la música, camino un poco e intento una alternativa distinta al silencio.

 

 

 

La Pregunta (I)